Neanderthal child from Gibraltar (Anthropological Institute, University of Zürich). Model reconstruction: (E. Daynès, Paris)
El modelo de la “Frontera del Ebro” pierde apoyo científico
Mucho se ha debatido sobre las causas de la extinción de los neandertales. Ninguna hipótesis ha tenido nunca una aceptación unánime. La discusión puede centrarse en dos alternativas: auto-extinción versus extinción por competencia con Homo sapiens. Se seguirá discutiendo, muchas veces en el terreno de la especulación. Pero, por encima de todo, tenemos que aceptar hecho sorprendente. La desaparición de los neandertales fue muy rápida en términos de tiempo geológico, tras la irrupción de las poblaciones de nuestra especie en tierras del continente europeo hace algo más de 45.000 años. Este hecho quizá resulta aún más extraño sabiendo que los neandertales frenaron la expansión de las poblaciones modernas fuera de África en el Corredor Levantino durante nada menos que 50.000 años. Es más, los genetistas aseguran que durante ese largo período fuimos algo más que especies hermanas. Hibridamos con ellos y tuvimos descendientes. Según las estimaciones de los especialistas, las poblaciones euroasiáticas y las americanas llevamos entre un uno y un cuatro por ciento de genes neandertales en nuestro patrimonio hereditario. Se ha hablado mucho sobre la posibilidad de “resucitar” a un neandertal a partir de fragmentos de su genoma recuperados en restos fósiles, cuando en realidad ellos ya viven en nosotros.
Es muy posible, de acuerdo con datos recientes, que las poblaciones de nuestra especie colonizaran varias regiones de Eurasia hace más de 100.000 años, después de atravesar el estrecho de Bab el-Mandeb. Sin embargo, la resistencia de los neandertales en el Corredor Levantino fue tenaz. Finalmente, y por razones que todavía se desconocen, los miembros de nuestra especie rompimos el cerco y nos lanzamos hacia la colonización de Europa. Atravesamos los estrechos del Bósforo y Dardanelos y remontamos el Danubio, cruzamos por el Cáucaso y bordeamos el mar Negro. Ya nada nos detuvo. Nos faltan yacimientos y datos para poner fecha a este suceso de la prehistoria, pero el avance de Homo sapiens pudo producirse hace unos 45.000 años o quizá antes.
En cambio, los países de las regiones más occidentales de Europa están repletos de yacimientos, simplemente por el hecho de que esos países han dedicado mucho tiempo y esfuerzo a la arqueología del Pleistoceno. Mediante dataciones por el método del carbono-14 corregido a partir de las llamadas curvas de calibrado, las fechas de los yacimientos más antiguos con restos arqueológicos y/o paleontológicos de Homo sapiens rara vez supera los 42.000 años. En ese tiempo, los neandertales están desapareciendo por completo de Europa y de una manera muy rápida. Parece que ni siquiera hubo tiempo para la aculturación, como se ha pretendido ver en algunos yacimientos.
La península Ibérica, sin embargo, ha sido considerada desde siempre como el último refugio de los neandertales. La cueva de Gorham, en el peñón de Gibraltar, se ha considerado como el último bastión de la resistencia de los neandertales antes de su desaparición definitiva de la faz del planeta. Este dato está sin duda lleno de simbolismo y eleva el drama de la extinción de esta especie al rango de resistencia heroica.
La hipótesis del refugio en la península Ibérica está basada en las dataciones obtenidas en muchos yacimientos localizados al sur del río Ebro. La mayoría de esos yacimientos están cerca de la costa del Mediterráneo (El Salt, Cueva Antón, Nerja, Zafarraya, etc.) o en la costa del Atlántico (Gato Preto ó Pego do Diablo). Es más, el conocido investigador Joâo Zilhâo acuñó en 2000 la expresión “Frontera del Ebro”, para explicar su modelo sobre la detención hace unos 40.000 años del inexorable avance de nuestra especie hacia la mayor parte de las regiones de la península Ibérica ¿Qué detuvo ese avance? Una incógnita más sobre lo que sucedió en Europa durante ese tiempo. Mientras el resto de continente tiritaba de frío por los efectos de la última “Edad del Hielo”, la península Ibérica se libraba de los efectos de la glaciación y muchas especies encontraban un refugio donde prosperar ¿Fue esto lo que sucedió con los neandertales?, ¿Por qué las poblaciones de Homo sapiens no se aprovecharon de esta circunstancia y se quedaron en el norte?
El último trabajo dirigido por el arqueólogo Tom Higham, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of USA (año 2013, edición previa online) nos ofrece una respuesta bastante convincente, aunque no es la que todos hubiéramos esperado si miramos la prehistoria de una manera romántica. Todas las dataciones de los yacimientos situados al sur del Ebro pueden ser erróneas. El grupo de científicos que firma este trabajo, encabezado por Rachel Wood (geocronóloga del equipo de Higham) explica los posibles errores cometidos en la datación de esos yacimientos, en su mayor parte debido a la utilización de muestras inadecuadas. Rachel Wood ha utilizado muestras orgánicas de colágeno conservadas en restos de animales procedentes de los yacimientos de Zafarraya, en Granada, y Jarama VI, en Madrid. Sus datos son nada menos que 10.000 años mas antiguos que los obtenidos en trabajos anteriores.
Si extendemos las conclusiones que se derivan de este trabajo a otros yacimientos situados al sur del río Ebro, tendríamos que aceptar una visión diferente a la que hemos tenido como buena en los últimos años. La península Ibérica no fue ni un refugio ni el último bastión de la resistencia de los neandertales ante la expansión de nuestra especie. Los neandertales desaparecieron del sur de Europa casi la mismo tiempo que lo hacían en el resto del continente. Fue cuestión de unos pocos cientos de años, sin tiempo para la convivencia o la aculturación mutua de dos especies hermanas, separadas por determinadas circunstancias hace seguramente más de medio millón de años. Su reencuentro fue fugaz y su posible “rivalidad ecológica” resultó fatal para los neandertales.
Algunos colegas prefieren no generalizar los resultados obtenidos en Zafarraya y Jarama VI. La prudencia es siempre buena consejera en el ámbito científico. La ciencia es, por definición, conservadora. No obstante, los avances se consiguen siempre cuando se dan pasos adelante y se trata de atravesar sin miedos las fronteras del conocimiento. En un futuro no muy lejano se datarán de nuevo todos los yacimientos de la península Ibérica. Habrá mejoras en los métodos y muestras más fiables. La respuestas vendrán con rapidez. Si la hipótesis que el equipo de Higham y Wood han puesto encima de la mesa se confirma, tendremos que volver a retomar la cuestión de la extinción de los neandertales bajo la perspectiva de una desaparición casi fulminante en términos de tiempo geológico.
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