Conferencia en Miranda de Ebro

 

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Este años se celebra el 25 aniversario de la inauguración del hospital “Santiago Apóstol” de Miranda de Ebro, en Burgos, en el solar donde se ubicaron instalaciones de instituciones hospitalarias nada menos que desde el siglo XVI. De la mano del Dr. Miguel Ángel Aramburu, el hospital está celebrando con varios actos el último largo período de su ya larga historia. Los organizadores se acordaron de los yacimientos de Atapuerca para ilustrar una conferencia. La charla, que versó sobre el papel de las especies que habitaron esta zona de Burgos desde hace casi un millón y medio de años, atrajo a numerosos amantes de la prehistoria.

Proyecto Gran Simio-España

Visita de Pedro Pozas al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos


Visita de Pedro Pozas al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos

 

Aunque todo son malos augurios para la continuidad de nuestra especie, mucho se empeñan contra viento y marea en defender la dignidad que aún nos queda. Estamos gestionando de manera pésima las posibilidades que nos ofrece el planeta, incluyendo la sobreexplotación de los recursos; eliminamos de manera consciente o inconsciente todas aquellas especies que estorban la expansión demográfica incontrolada de Homo sapiens; la codicia de unos pocos por acaparar esos recursos resulta en desequilibrios sociales a gran escala; nos empeñamos en destruirnos con armas cada vez más sofisticadas para conseguir poder u obtener aquello que necesitamos para mantener un estatus económico, que está fuera de lógica, etc., etc. etc.

En este sombrío panorama, que solo puede acabar de dos maneras: reequilibrio tras un colapso del modelo o autoextinción, resulta muy edificante que existan personas dispuestas a pelear por causas nobles, casi diría que utópicas. Se podría decir, en sentido figurado, que esas personas se han segregado de la especie, para formar un grupo que utiliza de manera sabia las habilidades cognitivas que se le suponen a Homo sapiens.

Pedro Pozas Terrados es en la actualidad el máximo responsable del Proyecto Gran Simio-España, que comparte con otras actividades en favor de la naturaleza. Ese proyecto persigue dignificar a nuestros primos hermanos (chimpancés, gorilas, orangutanes, y otros primates) con quienes compartimos antecesores comunes y una asombrosa similitud genética. De ellos aún tenemos mucho que aprender, pero sin necesidad de encerrarlos en jaulas, como si de delincuentes se tratara.

En el Museo de la Evolución Humana de Burgos Pedro Pozas y su familia echaron de menos más atención e incluso una sección dedicada a los grandes simios antropoideos. Estoy de acuerdo. Nuestro origen común tendría que formar una parte importante del discurso. La idea merece una consideración para los responsables de este Museo.

 

Inauguración del IPHES en Tarragona

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Este Centro de Investigación está muy ligado al proyecto Atapuerca y su actual director es el profesor Eudald Carbonell, colega y compañero en las tareas de dirección de las investigaciones en los yacimientos de Atapuerca. Eudald ha puesto todo su empeño en construir un lugar donde reunir a un selecto grupo de investigadores relacionados con la evolución humana. En el IPHES se desarrollan trabajos de paleontología del Cuaternario, paleoantropología, zooarqueología y otros ámbitos de la evolución humana; pero, sobre todo, el IPHES investiga nuestra evolución social y cultural, en su empeño de conocer mejor nuestra especie y las especies que nos han precedido.

Con la definitiva puesta en marcha del edificio del IPHES, el proyecto Atapuerca ha conseguido generar hasta cuatro centros de investigación, que tratan de manera exclusiva la prehistoria y los orígenes de la humanidad. El IPHES se une así al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos, a la Unidad de Investigación de la Universidad de Burgos y  al Instituto de Evolución y Comportamiento Humanos de la Universidad Complutense de Madrid-Instituto de Salud Carlos III en un conjunto único en Europa por su naturaleza y singularidad.

Imagen de las autoridades que inauguraron el IPHES.
Imagen de las autoridades que inauguraron el IPHES.

Las personas que desarrollamos nuestras investigaciones en Atapuerca somos artífices de la profunda relación de todos estos centros. No obstante, nuestro siguiente empeño es lograr que todos ellos tengan una relación institucional más allá de los puros formalismos de convenios genéricos repletos de buenas intenciones, pero vacíos de contenido. Si esto se consiguiera, España tendría la estructura más potente del mundo dedicada el estudio de la evolución humana. Sin embargo, soy poco optimista en ese sentido. No me parece empresa fácil proyectar la relación personal de los tres responsables del proyecto Atapuerca, que tan buenos resultados ha generado, en una relación institucional similar, donde entran en juego intereses muy dispares.

Bigas Luna, in memoriam

En la Sierra de Atapuerca con Bigas Luna en 2009 con la piedra llamada Origen.

En la Sierra de Atapuerca con Bigas Luna en 2009 con la piedra llamada Origen.

Al mismo tiempo que sucedía este evento en la ciudad de Tarragona, a muy pocos kilómetros de allí se producía el triste fallecimiento del director de cine Bigas Luna.

Hace apenas cuatro años, en mayo de 2009, Bigas Luna visitó con nosotros la sierra de Atapuerca. Su objetivo era encontrar un buen bloque se sílex, como los utilizados por nuestros ancestros hace miles de años. Esa piedra tendría un significado muy especial en la muestra que representó a España en su pabellón de la Exposición Universal de Shangai en 2010. En su incontenible imaginación, Bigas Luna concibió este fragmento de roca como el ADN español y la mejor manera de iniciar una exposición que representara el patrimonio biológico y cultural de nuestro país. Siempre recordaremos esa visita con una sonrisa, porque fue una de las experiencias más divertidas y surrealistas de nuestra aventura vital en la sierra de Atapuerca. Que el genio de Bigas Luna descanse en paz.

Conexión China – España.

 
El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolucíón Humana ( CENIEH) y el Instituto de Paleontologia de Vertebrados de Pekín  ( IVPP) firman un acuerdo de colaboración.

El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolucíón Humana ( CENIEH) y el Instituto de Paleontologia de Vertebrados de Pekín
( IVPP) firman un acuerdo de colaboración.

 ¿Qué sabemos de la evolución humana en China?

China es un país con una riqueza cultural extraordinaria, apenas conocida para la mayoría de los occidentales. Los avatares históricos de China no se explican en las escuelas de Europa, sencillamente porque bastante tenemos con aprender los nuestros. Y viceversa; en China tienen suficiente con aprender la enorme diversidad cultural de su larga historia, que tiene sus primeros registros escritos hace unos 3.500 años. Curiosamente, esta cifra es muy similar a la que manejamos para la historia europea, que en la antigua Grecia se cifra entre 3.500 y 4.000 años.

A pesar de que los datos arqueológicos, paleontológicos y genéticos están de acuerdo en aceptar que todos los humanos tenemos un mismo origen, nuestra diáspora por todo el planeta durante más de 100.000 años ha producido diferencias culturales considerables. Tendríamos que empezar por la llamativa cantidad de lenguas que se hablan en la Tierra (entre 6.000 y 7.000, según los expertos). La globalización está llegando a todos los países, pero muchas de las costumbres y tradiciones seguirán vivas durante milenios. Por fortuna, esa riqueza cultural no se perderá, aunque seamos capaces de recorrer 10.000 kilómetros en poco más de doce horas en un vuelo intercontinental. La globalización interesa sobre todo a los aspectos de la economía, pero la idiosincrasia de los pueblos mantiene una inercia muy difícil de romper.

La República Popular China tiene una superficie de más 9.500 millones de kilómetros cuadrados, que dobla con creces la superficie de toda la Unión Europea, y ya está considerada como la segunda potencia económica del planeta. Su crecimiento económico es impresionante y en pocos años se situará a la cabeza de la mayoría de los sectores productivos. La capacidad científica de China en todos los ámbitos será la base que sustentará su primacía mundial. Es muy posible que en pocos años tengamos que aprender a leer y escribir en chino mandarín o en alguno de los dialectos del país para conocer avances científico relevantes.

Todo esto está sucediendo a la velocidad de vértigo que vive la era de las comunicaciones. Nada que ver con lo que ocurría hace apenas un siglo y a años luz de lo que aconteció en la prehistoria. Muy poco se sabe de la primera colonización de China por homininos quizá tan arcaicos como el Homo habilis. Los datos son confusos, escasos y casi siempre controvertidos. Es posible que las primeras poblaciones de humanos procedente de África colonizaran China hace más de un millón y medio de años. Sea como fuere, la intensidad de las fluctuaciones climáticas ocurridas en el último millón de años, con la progresiva desertificación de enormes territorios de Asia, dejaron aisladas a las antiguas poblaciones de China. Antes de que eso ocurriera, no podemos descartar varias migraciones diferentes desde el suroeste de Asia, ni tampoco podemos desechar la hipótesis de alguna migración posterior, procedente de esta misma región o desde el sudeste asiático. Todo ello produjo una variabilidad en las poblaciones del Pleistoceno de China, que solo ahora empezamos a comprender.

Desde el desconocimiento de la prehistoria de China, siempre hemos considerado que su enorme territorio fue poblado por la especie Homo erectus, contemplada como una entidad biológica única, con escasa variabilidad e indistinguible a todos los efectos de la poblaciones del Pleistoceno de África o del sudeste asiático. Una visión demasiado simplista para una vasta región, de  gran riqueza biológica y cultural, que danzó al ritmo impuesto por la climatología cambiante del Pleistoceno Medio y Superior.

Desde que la segunda guerra mundial fracturó de manera dramática las relaciones de muchos países, China permaneció prácticamente aislada del ámbito de la prehistoria y la evolución humana. Atrás quedaban las investigaciones de personalidades como las de Davidson Black, Johan Andersson, Otto Zdansky, Pierre Teilhard de Chardin o Franz Weidenreich en el conocido yacimiento de Chou-Kou-Tien (Zhoukoudian), situado a 40 kilómetros al suroeste de Pekín y desde 1987 reconocido por la UNESCO como patrimonio cultural de la humanidad. Desde entonces, muy pocos occidentales han tenido ocasión de conocer de cerca los innumerables hallazgos realizados en China, la mayoría publicados en chino mandarín y en revistas científicas de este país. La enorme riqueza de la prehistoria de China no ha podido ser valorada en su justa medida desde los países occidentales. Científicos chinos, como Pei Wenzhong (ligado a la dirección de las excavaciones en Zhoukoudian), Rukang Wu o Wu Zinzhi, han pasado casi inadvertidos para la prehistoria mundial. El aislamiento político de China ha sido un factor decisivo en ese desconocimiento mutuo que, por fortuna, comenzó a romperse hace más de quince años.

Ciertamente, las investigaciones sobre la prehistoria y la evolución humana de China de las últimas décadas del siglo XX han estado condicionadas por cuestiones ideológicas y estancadas en un paradigma obsoleto. La riqueza, diversidad y peculiaridad del registro arqueológico y paleontológico de China merecen un estudio profundo, que se engarce con lo que se conoce en África y Europa. En China existe una gran diversidad biológica de sus poblaciones más primitivas, que puede distinguirse de la diversidad de los homininos que vivieron en las islas del archipiélago de Indonesia o en el llamado continente de Sunda, cuando las islas se unían al continente durante los descensos del nivel del mar en las épocas glaciales. Los homininos de China pudieron vivir aislamientos prolongados con persistencia de poblaciones arcaicas, y llegadas de nuevos pobladores, que tal vez hibridaron con los grupos autóctonos o los desplazaron de sus hábitats naturales. Todo está por conocer y es casi seguro que la atención de las ciencias prehistóricas desvíen su atención hacia China y otras regiones del lejano oriente en los próximos decenios, como ya sucedió en los años 1920 y 1930, tras el hallazgo del fabuloso complejo de Zhoukoudian.

María Martinón-Torres y josé María Bermúdez de Castro conversan con el Profesor Wu Zhinzi. A pesar de sus 84 años sigue realizando investigaciones en el IVPP de Pekin.

María Martinón-Torres y josé María Bermúdez de Castro conversan con el Profesor Wu Zhinzi. A pesar de sus 84 años sigue realizando investigaciones en el IVPP de Pekin.