Comunicar la ciencia

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La semana anterior tuve ocasión de participar en un curso sobre comunicación de la ciencia, organizada por mis compañeras Mª Amor Barros y Concepción Moreno en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos. Tengo que aplaudir la iniciativa de ambas por abordar un tema tan importante como éste. No me cansaré de repetir que la educación y la investigación son los pilares en los que tiene que asentarse el presente y el futuro de cualquier país. Y, desafortunadamente, en este tema no solemos sacar buena nota. Ni siquiera llegamos a rozar el aprobado pelado. Nuestro reiterado fracaso histórico en estas cuestiones precisaría de un análisis muy profundo por parte de los expertos en sociología. Al menos, nuestros mejores cerebros consiguen sus grandes logros para la humanidad de la mano de otros países, y eso también es motivo de celebración. Todos formamos parte de la misma especie.

            Una de las claves para que la totalidad de las comunidades que conforman el estado español apuesten de manera decidida por la ciencia está en manos de los profesionales de la comunicación. Sin embargo, no es justo que toda la responsabilidad recaiga sobre ellos y ellas. Su función es la de sensibilizar a la sociedad sobre la importancia que tienen los descubrimientos científicos para el bienestar de todos. Si tales logros se obtienen en nuestro país, nosotros seremos lo primeros beneficiados. Todos sabemos que los responsables de las decisiones importantes (los gobiernos) toman el pulso a la sociedad y casi siempre sigue sus directrices.

            Los profesionales que apuestan por comunicar la ciencia son escasos, quizá debido a la falsa idea de que estas cuestiones interesan solo a una minoría. No es correcto. La clave consiste en presentar los hallazgos científicos de manera atractiva. Y para ello, los propios científicos hemos de hacer un esfuerzo, bien como comunicadores directos, bien como correas de transmisión de los descubrimientos hacia los profesionales.

            Cierto es que los científicos hemos de dedicar muchas horas a nuestro trabajo. En muchas ocasiones, sacrificamos los festivos o los fines de semana a favor de nuestra profesión. Pero cuando tienes clara tu vocación estas menudencias no importan demasiado. Si además hemos de dedicar tiempo a la comunicación, el sacrificio aún será mayor. Ese trabajo extra requiere seleccionar lo más importante de nuestro trabajo y traducirlo a un lenguaje universal, que todos puedan entender. Los lenguajes crípticos ideados por los científicos dificultan incluso la comunicación entre los especialistas de diferentes ámbitos de la ciencia. Esos lenguajes son necesarios, porque la ciencia es universal y nos tenemos que entender los unos con los otros, independientemente de nuestra lengua materna. Pero esos lenguajes deben utilizarse solo en nuestras respectivas torres de marfil. Podemos y debemos realizar esa traducción. Tal ejercicio puede parecer ya un exceso, pero no es así. El esfuerzo merece la pena, porque nuestra mente consigue de ese modo transformar lo que parecía difícil en algo más sencillo de entender, incluso por nosotros mismos.

Cada cierto tiempo tendremos que abandonar la torre de marfil y salir a la calle. Y si entre nuestras virtudes no está la de la facilidad para comunicar, utilicemos el puente que nos tienden los profesionales para llegar a la sociedad. Si lo hacemos de manera masiva, quizá podamos ver en el pódium no solo a los grandes deportistas, que nos emocionan con sus gestas. También nos sentiremos orgullosos de que un compatriota haya logrado erradicar una cierta enfermedad, identificar una nueva partícula o poner sus pies en un planeta lejano.

Conferencia en Miranda de Ebro

 

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Este años se celebra el 25 aniversario de la inauguración del hospital “Santiago Apóstol” de Miranda de Ebro, en Burgos, en el solar donde se ubicaron instalaciones de instituciones hospitalarias nada menos que desde el siglo XVI. De la mano del Dr. Miguel Ángel Aramburu, el hospital está celebrando con varios actos el último largo período de su ya larga historia. Los organizadores se acordaron de los yacimientos de Atapuerca para ilustrar una conferencia. La charla, que versó sobre el papel de las especies que habitaron esta zona de Burgos desde hace casi un millón y medio de años, atrajo a numerosos amantes de la prehistoria.

Proyecto Gran Simio-España

Visita de Pedro Pozas al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos


Visita de Pedro Pozas al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos

 

Aunque todo son malos augurios para la continuidad de nuestra especie, mucho se empeñan contra viento y marea en defender la dignidad que aún nos queda. Estamos gestionando de manera pésima las posibilidades que nos ofrece el planeta, incluyendo la sobreexplotación de los recursos; eliminamos de manera consciente o inconsciente todas aquellas especies que estorban la expansión demográfica incontrolada de Homo sapiens; la codicia de unos pocos por acaparar esos recursos resulta en desequilibrios sociales a gran escala; nos empeñamos en destruirnos con armas cada vez más sofisticadas para conseguir poder u obtener aquello que necesitamos para mantener un estatus económico, que está fuera de lógica, etc., etc. etc.

En este sombrío panorama, que solo puede acabar de dos maneras: reequilibrio tras un colapso del modelo o autoextinción, resulta muy edificante que existan personas dispuestas a pelear por causas nobles, casi diría que utópicas. Se podría decir, en sentido figurado, que esas personas se han segregado de la especie, para formar un grupo que utiliza de manera sabia las habilidades cognitivas que se le suponen a Homo sapiens.

Pedro Pozas Terrados es en la actualidad el máximo responsable del Proyecto Gran Simio-España, que comparte con otras actividades en favor de la naturaleza. Ese proyecto persigue dignificar a nuestros primos hermanos (chimpancés, gorilas, orangutanes, y otros primates) con quienes compartimos antecesores comunes y una asombrosa similitud genética. De ellos aún tenemos mucho que aprender, pero sin necesidad de encerrarlos en jaulas, como si de delincuentes se tratara.

En el Museo de la Evolución Humana de Burgos Pedro Pozas y su familia echaron de menos más atención e incluso una sección dedicada a los grandes simios antropoideos. Estoy de acuerdo. Nuestro origen común tendría que formar una parte importante del discurso. La idea merece una consideración para los responsables de este Museo.

 

“Curso Comunicación Social de la Ciencia” en el CENIEH

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“Curso Comunicación Social de  la Ciencia”

 

16-18 de mayo 2013

 

Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, CENIEH

JUEVES 16 DE MAYO

16:00 Recogida acreditaciones.

16:15 Bienvenida a cargo de D. José F.Merino. Presidente de AUGAC y

D. Alfredo Pérez González. Director del CENIEH.

16:30-17:00 Conferencia inaugural a cargo de D. José Mª Bermúdez de Castro. Coordinador del Programa de Paleobiología de Homínidos del CENIEH y Co-director de los Yacimientos de Atapuerca.

La socialización del conocimiento en el proyecto Atapuerca.

17:00-17:30 Pausa Café.

17:30-18:15 Conferencia a cargo de Dña. Rosario Moreno-Torres.

Directora del Servicio de Documentación y Divulgación Científica. Universidad de Málaga.

La edición de noticias de divulgación científica: un diálogo entre investigadores  y divulgadores.  La experiencia del SEDOC (UMA).

18:15-19:00 Conferencia a cargo de Dña. Mª Amor Barros.

Directora de la UCC+i del CENIEH.

Percepción de la ciencia entre la población infantil. ¿Vocaciones con sesgo de género?

19:00-20:00 Visita guiada al CENIEH.

VIERNES 17 DE MAYO

10:00-11:00 Conferencia a cargo de D. Emiliano Bruner.

Responsable del grupo de Paleoneurología del CENIEH.

Hay vida en la torre de marfil: señales de humo desde un laboratorio de evolución humana

11:00-12:00 Conferencia a cargo de Dña. Esperanza García Molina. Coordinadora y redactora jefa de SINC.

Una agencia de noticias para la ciencia

12:00-12:30 Pausa Café

12:30-14:00 Trabajo por grupos y puesta en común.

16:00-16:45 Conferencia a cargo de Dña. Marie-Agnes Bernardis.

Directora de proyectos de Universcience. Cité des sciences et de l’industrie, Paris.

Gender issues in scientific exhibitions´ production.

16:45-17:30 Conferencia a cargo de Dña. Chitina Moreno-Torres

Community Manager, UCC+i del CENIEH.

Comunicación de la ciencia en la era digital.

17:30-18:15 Conferencia a cargo de D. Antonio Mencía.

Director de comunicación del MEH.

Las redes sociales, de Atapuerca a twitter.

Salida hacia el Museo de la Evolución Humana.

18:30-20:00 Visita guiada al Museo de la Evolución Humana.

SABADO 18 DE MAYO

11:00-14:00 Visita guiada a los yacimientos de la Sierra de Atapuerca.

Organiza: CENIEH y AUGAC

Colabora: FECYT y Banco Santander

 

Inscripciones: www.augac.es

 

Inauguración del IPHES en Tarragona

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Este Centro de Investigación está muy ligado al proyecto Atapuerca y su actual director es el profesor Eudald Carbonell, colega y compañero en las tareas de dirección de las investigaciones en los yacimientos de Atapuerca. Eudald ha puesto todo su empeño en construir un lugar donde reunir a un selecto grupo de investigadores relacionados con la evolución humana. En el IPHES se desarrollan trabajos de paleontología del Cuaternario, paleoantropología, zooarqueología y otros ámbitos de la evolución humana; pero, sobre todo, el IPHES investiga nuestra evolución social y cultural, en su empeño de conocer mejor nuestra especie y las especies que nos han precedido.

Con la definitiva puesta en marcha del edificio del IPHES, el proyecto Atapuerca ha conseguido generar hasta cuatro centros de investigación, que tratan de manera exclusiva la prehistoria y los orígenes de la humanidad. El IPHES se une así al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos, a la Unidad de Investigación de la Universidad de Burgos y  al Instituto de Evolución y Comportamiento Humanos de la Universidad Complutense de Madrid-Instituto de Salud Carlos III en un conjunto único en Europa por su naturaleza y singularidad.

Imagen de las autoridades que inauguraron el IPHES.
Imagen de las autoridades que inauguraron el IPHES.

Las personas que desarrollamos nuestras investigaciones en Atapuerca somos artífices de la profunda relación de todos estos centros. No obstante, nuestro siguiente empeño es lograr que todos ellos tengan una relación institucional más allá de los puros formalismos de convenios genéricos repletos de buenas intenciones, pero vacíos de contenido. Si esto se consiguiera, España tendría la estructura más potente del mundo dedicada el estudio de la evolución humana. Sin embargo, soy poco optimista en ese sentido. No me parece empresa fácil proyectar la relación personal de los tres responsables del proyecto Atapuerca, que tan buenos resultados ha generado, en una relación institucional similar, donde entran en juego intereses muy dispares.

Bigas Luna, in memoriam

En la Sierra de Atapuerca con Bigas Luna en 2009 con la piedra llamada Origen.

En la Sierra de Atapuerca con Bigas Luna en 2009 con la piedra llamada Origen.

Al mismo tiempo que sucedía este evento en la ciudad de Tarragona, a muy pocos kilómetros de allí se producía el triste fallecimiento del director de cine Bigas Luna.

Hace apenas cuatro años, en mayo de 2009, Bigas Luna visitó con nosotros la sierra de Atapuerca. Su objetivo era encontrar un buen bloque se sílex, como los utilizados por nuestros ancestros hace miles de años. Esa piedra tendría un significado muy especial en la muestra que representó a España en su pabellón de la Exposición Universal de Shangai en 2010. En su incontenible imaginación, Bigas Luna concibió este fragmento de roca como el ADN español y la mejor manera de iniciar una exposición que representara el patrimonio biológico y cultural de nuestro país. Siempre recordaremos esa visita con una sonrisa, porque fue una de las experiencias más divertidas y surrealistas de nuestra aventura vital en la sierra de Atapuerca. Que el genio de Bigas Luna descanse en paz.

El Corredor Levantino

 

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Foto fuente: http://cercadeella.blogspot.com.es/

El suroeste de Asia, más conocido como el Oriente Próximo, es un área clave en la evolución humana. Todos los días tenemos noticias dedicadas a los interminables conflictos bélicos que asolan aquella región del planeta. La arqueología y las fuentes escritas nos hablan de grandes civilizaciones y de sus influencias en el devenir histórico del occidente de Europa, de sus riquezas materiales y culturales, pero también de sus luchas territoriales que parecen no tener fin. Varias de las religiones más influyentes tiene su origen esta región. Nada es casual.

Aunque el Oriente Próximo comprende territorios de varios países unidos por una historia común, el llamado Corredor Levantino ha jugado un papel esencial durante miles de años en la evolución del género Homo y de nuestra propia especie. El Corredor Levantino comprende la franja de territorio situada entre el mar Mediterráneo y las zonas hoy día desérticas de Israel (Néguev), Jordania y Siria. Las evidencias más antiguas sobre la presencia de homininos en el Corredor Levantino datan de hace aproximadamente 1,5 millones de años (yacimiento de Ubeidiya, Israel). No obstante, algún día se localizarán yacimientos más antiguos. El yacimiento de Dmanisi, en la República de Georgia, tiene evidencias de una población de homininos de hasta 1,85 millones de años. Es evidente que al menos una especie del género Homo recorrió el Corredor Levantino antes de esa fecha, para ocupar los territorios próximos a las montañas del Cáucaso.

Muchos prehistoriadores han trabajado en los yacimientos del Corredor Levantino atraídos por su riqueza arqueológica y paleontológica. Los datos acumulados han dado soporte a varias hipótesis sobre las posibles expansiones de los homininos fuera del continente africano a través del Corredor Levantino, cuando las condiciones climáticas lo permitieron. Sin duda, una de esas expansiones (para muchos la primera) ocurrió hace dos millones de años. La última, según la mayoría de los expertos, ocurrió hace unos 100.000 años y fue protagonizada por miembros de nuestra propia especie. Aunque cada día existen más evidencias de la expansión de Homo sapiens por el estrecho de Bab-el Mandeb, al sur de la península de Arabia, entre los actuales países de Djibouti y Yemen, no cabe duda de la influencia del Corredor Levantino en nuestra expansión por todo el planeta.

            La literatura científica sobre los movimientos de las especies de mamíferos a través del Corredor Levantino es interminable. Sin embargo, todos los expertos están de acuerdo en que esos movimientos fueron puntuales, si es que llegaron a producirse. Es posible que las especies del género Homo se movieran por el Corredor Levantino en las dos direcciones, pero es casi seguro que estas migraciones sucedieron también en contadas ocasiones durante en el último millón y medio de años. Las condiciones climáticas impuestas por los ciclos glaciales e interglaciares del Pleistoceno interpusieron una barrera geográfica formidable entre África y Eurasia, formada por el gran desierto que recorre esta región del planeta desde la costa atlántica de África hasta la costa oeste de la península de Arabia. En cualquier caso, el Corredor Levantino se puede considerar un verdadero cruce de caminos entre África y Eurasia, que cobró una fuerza impresionante durante los últimos milenios.

            Los genetistas están descifrando todas y cada una de las variantes del genoma humano. Es solo cuestión de tiempo disponer de toda la información codificada en nuestros cromosomas. Quizá obtengamos respuestas para saber que nos hizo diferentes a los demás homininos. Para muchos expertos, el simbolismo, el arte y todas nuestras sugerentes habilidades cognitivas tendrían su origen en las variantes de ciertos genes, que se extendieron por todas las poblaciones humanas gracias a su considerable valor adaptativo. No deja de ser interesante, sin embargo, constatar que muchos grupos humanos siguen siendo cazadores y recolectores, como lo fueron los primeros representantes de nuestra especie hace 250.000 años. Solo tenemos que pensar en los pigmeos, de las regiones centrales de África, o en los Aché, que todavía viven en Paraguay ¿Cuantas poblaciones siguen en la actualidad bajo los parámetros de la vida del Neolítico? Si recorremos algunos pueblos abandonados de ciertos rincones de España aún podremos encontrar herramientas para sobrevivir de la agricultura y la ganadería en condiciones bastantes precarias. Por el contrario, algunos países ya han conseguido situar artilugios fabulosos en Marte y son capaces de obtener información sobre las condiciones de este planeta ¿Es que existen diferencias genéticas entre los habitantes de los países más desarrollados y los que viven en condiciones de extrema pobreza? Ciertamente no. La genética ha jugado su papel en el éxito evolutivo de nuestra especie, pero el ambiente, medido por la capacidad de intercambio de información, ha sido mucho más influyente. La socialización del conocimiento está jugando un papel importantísimo en el futuro del planeta y de nuestra especie.

            El Corredor Levantino es un ejemplo extraordinario, no solo de lo que ha sucedido en tiempos recientes y que todos conocemos bien por los libros de historia, sino por lo que aconteció en la prehistoria. El Próximo Oriente fue uno de los focos del Neolítico. No me cabe duda de que el intercambio de ideas entre los grupos humanos de la región dio origen a esta gran revolución económica y demográfica, que extendió su influencia con enorme rapidez hacia otros territorios. Pero aún iré más lejos en el tiempo para citar un ejemplo muy notable. Se trata del yacimiento de Qesem, situado a pocos kilómetros de Tel-Aviv. Su antigüedad está muy bien controlada por docenas de datos bien contrastados entre 400.000 y 200.000 años. Las evidencias arqueológicas sugieren que los humanos que habitaron la cueva de Qesem disponían de avances tecnológicos en la fabricación de herramientas notablemente superiores a los que encontramos por ejemplo en la península Ibérica en fechas similares. La situación geográfica del Corredor Levantino fue siempre propicia al encuentro de culturas y al intercambio de información. Sabemos que en este territorio convivieron los neandertales y los humanos modernos, que compartieron genes y conocimientos. Como decía al comienzo del texto, nada es casual. El Oriente Próximo no atraviesa por su mejor momento, pero sus habitantes pueden sentirse orgullosos de haber tenido una influencia decisiva en la prosperidad de los países occidentales de Europa.

 

La colonización de Europa

 

 

Foto: Jordi Mestre/IPHES

Desde hace unos días, la prehistoria europea tiene un nuevo foco de atención. El diente hallado en el yacimiento de Barranco León, en la cuenca de Guadix-Baza (Granada), ha sido protagonista de la sección de ciencias de algunos medios de comunicación. Este diente fósil ha sido una buena excusa para que todos los especialistas volvieran a mirar hacia un lugar de enorme importancia para el estudio del Cuaternario, pero plagado de luces y de sombras. Para muchos (entre los que me cuento) la Cuenca de Guadix-Baza y sus yacimientos más emblemáticos (Barranco León, Fuente Nueva y Venta Micena) representa el conjunto más importante de Europa para las investigaciones sobre los primeros estadios de la evolución humana de nuestro continente. Para otros, se trata de un lugar maldito, donde se ha escrito una de la páginas más truculentas y absurdas del ámbito científico dedicado al estudio de nuestros orígenes. Remito al lector a rebuscar en internet docenas de entradas sobre los fósiles de Orce, que le permitirán conocer el entramado de la triste historia de este lugar y de sus protagonistas. Una historia que comenzó allá por los primeros años ochenta del siglo pasado y cuyos rescoldos amenazan aún la posibilidad de restaurar de manera definitiva la credibilidad internacional de unos yacimientos extraordinarios.

Con nostalgia recuerdo mis primeros pasos como aprendiz de científico. En el año 1982 aún no pertenecía al Equipo Investigador de Atapuerca, cuando se produjo la noticia de un hallazgo espectacular en el yacimiento de Venta Micena. El descubrimiento de un posible resto humano en este lugar supuso una salto cualitativo de primera magnitud en la historia de la primera colonización de Europa. La mandíbula de Mauer, que durante casi ochenta años había ostentado la primacía de ser el fósil humano más antiguo de Europa (aproximadamente 600.000 años), quedó empequeñecida ante la antigüedad del resto de Orce. El yacimiento de Venta Micena podía superar el millón y medio de años.

Lo que sucedió después ha sido recogido en numerosos textos científicos y de divulgación, tanto por los protagonistas antagónicos de la polémica suscitada a raíz del estudio de aquel resto como por docenas de personas ajenas al debate científico y técnico de dicho estudio. Es más, por parte de unos y otros, el complejo de yacimientos de Atapuerca fue como un espejo en el que había que mirarse. La mediación en el problema con la mejor de las intenciones de mi mentor y primer director de los yacimientos de Atapuerca, el Profesor Emiliano Aguirre, fue quizá el desencadenante de una situación muy incómoda para todos. A partir de entonces, muchos se empeñaron en comparar Orce y Atapuerca como yacimientos rivales, que intentaban por todos los medios batir registros de antigüedad e importancia. Por fortuna, quienes nos conocen bien a unos y otros saben que esa presunta rivalidad no existe y que fue diseñada con una finalidad concreta. La sierra de Atapuerca tiene sus maravillosos tesoros científicos y la Cuenca de Guadix-Baza los suyos. Es más, la información sobre el Pleistoceno Inferior es mucho más completa en Orce, mientras que el final de este período y el Pleistoceno Medio tienen una riqueza extraordinaria en Atapuerca. Si sumamos el potencial de los dos yacimientos podemos decir que estamos ante uno de los conjuntos más importantes del mundo para el estudio de la evolución humana.

Pero vayamos al presente, pasando página y colocando cada cosa en su lugar. El trabajo que se acaba de publicar sobre el yacimiento de Barranco León contiene un resumen de cuanto se conoce sobre este yacimiento. Está firmado por un buen número de científicos, entre los que nos encontramos algunos de los componentes del Equipo Investigador de Atapuerca. A muchos les ha llamado la atención este hecho ¿Cuál es la razón de su sorpresa? Se trata simplemente de una colaboración entre científicos españoles, que aspiramos a conocer mejor la realidad de nuestros orígenes. La Ciencia tiene que ser objetiva y solo persigue conocer describir y entender la realidad. Los científicos, como los demás seres humanos, somos quienes nos empeñamos en desvirtuar los ideales que deben de presidir nuestro trabajo.

El nivel D del yacimiento de Barranco León ha proporcionado más de 1.200 herramientas de sílex y cuarcita, centenares de restos de al menos catorce especies de grandes vertebrados ya extinguidos y de fósiles pequeños mamíferos, claves en la determinación de la antigüedad de este sitio. Las dataciones se han realizado mediante una variante del método del ESR (barrido de resonancia electrónica), que se basa en la radioactividad del aluminio y el titanio contenido en los granos de cuarzo. Cuando los granos de cuarzo se estimulan con haces de luz, podemos medir el tiempo que estos elemento han estado enterrados sin recibir la luz solar. Este método todavía se está perfeccionando y los resultados obtenidos varían entre 1,02 y 1,73 millones de años. Demasiado margen entre la cifra más vieja y la más reciente. Es por ello que los revisores anónimos del trabajo han puesto muchas objeciones a las conclusiones y en particular a la más importante ¿Realmente estamos ante las evidencias más antiguas de la presencia humana en Europa? No olvidemos que la mandíbula humana hallada en el yacimiento de la cueva de la Sima del Elefante de la sierra de Atapuerca ha sido datada en aproximadamente 1,2 millones de años.

Por fortuna, el yacimiento de Barranco León cuenta con otras evidencias para aproximarse a su verdadera edad geológica. Las especies de mamíferos de gran tamaño nos hablan de esa antigüedad. Es más, la ausencia de algunas especies también es significativa. En particular, los jabalíes desparecieron de Europa hace 1,7 millones de años y no volverían a pisar estas tierras hasta hace 1,2 millones años. En Barranco León no hay ni rastro de estos animales. Pero los datos más convincentes proceden del estudio de los fósiles de varias especies de ratones. Los expertos en el estudio de estos pequeños roedores son capaces de determinar si una especie es más antigua que otra. No tienen datos numéricos, pero si dataciones relativas. Y los ratones de Barranco León parecen más antiguos que los de la Sima del Elefante. Hace 1,4 millones de años, un niño o una niña mudó uno de sus dientes de leche y la fortuna quiso que se conservase hasta el presente. Ese dato y los varios cientos de herramientas halladas en el yacimiento de Barranco León permiten llevar hacia atrás la fecha de la primera presencia de seres humanos en Europa occidental.

Algunos yacimientos europeos, como los de Pont-de-Lavaud y Lézignan-la-Cèbe, en Francia, o Pirro Nord, en Italia, anuncian dataciones aún más antiguas para las herramientas de piedra halladas en ellos. Pero los datos aún no convencen a la comunidad científica. Con todo ello, la entrada de los primeros colonizadores europeos posiblemente irá retrocediendo, cuando menos hasta 1,5-1,6 millones de años. Es cuestión de paciencia y saber esperar. El registro fósil de homininos es muy escaso en esta época, tal vez porque los humanos de entonces vivían al aire libre y apenas visitaban las cuevas. La probabilidad de que los restos óseos de los homininos se conserven en campo abierto es muy baja. Pero todo llegará. Algún día aparecerán esos restos y la Cuenca de Guadix-Baza tiene muchas papeletas. Entonces sabremos si Homo antecessor fue la primera especie en pisar tierras europeas, o si los especialistas tendrán que buscar nuevos nombres para describir especies humanas diferentes.